domingo, enero 29, 2006
Cuatro Crimenes: Irse remando
Remo desde los veinte años.Al principio,mi temor desde siempre a las grandes cantidades de agua...hicieron que el suplicio fuera eterno entre las enseñanzas que me daban y las ganas de proponerme que un miedo nuevo no me venciera: el de ahogarme en sus aguas profundas y lejanas.
Esta semana,estuve enamorándome de él de nuevo.Me acomodé en uno de sus brazos amplios y tal como hace tiempo no hacía,me dejé llevar por los estuarios que dan a los camalotales y a las márgenes ocultas por la sombra.
Me hace bien dejarme acariciar un poco por el silencio compacto,pesado y oloroso que se alza desde la tierra húmeda por los recodos.
Siempre voy al mismo lugar y es MI lugar en el mundo cuando pareciera que todo a mi alrededor me agobia,me harta y me espanta.
Estuve toda la mañana de hoy en el mismo bote,con los mismos remos y con un sol abrasándome entera hasta que,por la margen del Capitán Sarmiento,en la bajada y el recodo del lugar más bello que encontrara en este enero,una mojada sombra de verdes me regocijó de nuevo.
Encendí un cigarrillo,escuché mi música y supuse - infiriendo que era magia-que los aromas a los sauces de este día y el ruido del agua mansa que me mojaba las piernas,no se iban a repetir nunca ya más.
Entonces,me abandoné al silencio y estuve contenta de estar participando de lo que se me regalaba.
# dijo La Pontiac : 6:56 p. m.
